SEGUNDA ENTREGA 04-05-2020
I.E. INTEGRADO VILLA DEL PILAR
GUÍA
N 2
GRADO 10.1
Lectura crítica
CONTINUA CON EL ANÁLISIS DE LA LECTURA.
SEGUNDA PARTE.
Volver a leer el texto y responder las preguntas al
final de la guía. Para los que tengan la guía en físico favor responder respetando
la numeración de las preguntas y hacer la entrega el 18 de mayo en el colegio.
Para los que desarrollan la guía por internet favor enviar las respuestas en
mucho orden al correo castellanosuperior@gmail.com.
Locos y cuerdos
La
complejidad psicológica de Don Quijote y Sancho no puede resolverse, como
quieren algunos, en la simple contraposición de dos caracteres entre los cuales
se reparte la naturaleza humana...
Se dice que
el Caballero es loco de remate, que es iluso, que persigue cosas imaginarias e
imposibles y desconoce paso a paso la realidad cuando quiere conformarla a sus
imaginaciones y pensamientos. Y del otro se predica que es cuerdo, práctico,
realista, ingenioso y socarrón, y en él se compendia esa gran porción de la
humanidad que prefiere las cosas tangibles a las ilusorias, lo vivo a lo
imposible, lo inmediato a lo que se remonta por encima del tiempo. Se llega más
lejos en la confrontación de esas dos figuras humanas. El uno es el caballero
que encierra en sí mismo todas las gracias, dones y cualidades de una clase de
hombres que dominan y mandan y de quienes Nietzsche predijo hace unos años que
de ellos sería el reino de la tierra; y el villano, que es el otro, presenta
también para esa clase de exégetas
las propiedades naturales a su condición y su figura. Pero esta es una manera
tan simplista de entender el libro de Cervantes, y sobre todo de entender al
hombre, que allá se queda para los lectores adolescentes del Quijote y para los
profesores que adoran la didáctica...
Don Quijote
y Sancho no son hombres que se contraponen, sino que conviven, porque un hombre
es un todo en sí mismo, un universo de carne que comprende toda la naturaleza
en sí mismo y no puede considerarse ni concebirse parcelado. Los dos son, por
igual, locos y cuerdos. Si analizamos a Don Quijote vemos que este buen hidalgo
manchego, independientemente de su
locura por la justicia caballeresca, tenía el juicio sano y aún brillante, de
una agudeza extraordinaria cuando hacía el parangón
entre las armas y las letras, o ensalzaba las virtudes de la Edad de Oro, o
daba consejos a Sancho para que gobernara con discreción la ínsula Barataria.
Sus discusiones con el barbero y el cura, y aún con el canónigo, cuando hacia el fin de la primera parte del libro le
llevaban preso en una jaula a su pueblo, le acreditan de hombre reflexivo y
sensato. Además, era melancólico, y quien es de esa manera descubre por un
conducto cerrado a los temperamentos jocundos
la verdad íntima de la naturaleza. Y era humorista, como que miraba a los hombres
y a las cosas deformados, no como son realidad, sino como deberían ser, según
su naturaleza, de donde resulta la comicidad de muchos pasajes del libro y las
divertidas confusiones, porque el humorismo no es otra cosa que la visión del
hombre al través de un modelo mejor. La deformación que de allí resulta
provoca, por lo monstruosa, una sonrisa; pero el humor es condición de hombres
cuerdos.
Hay algo
más, a propósito de la locura de Don Quijote. Todos le tenían por loco por la
razón de que no sabe ver las cosas como son, sino como deberían ser según su
pensamiento. Y en este terreno todos los hombres son locos, o mejor, la locura
no es sino una condición propia de los hombres. Ver una princesa donde no hay
sino una aldeana que huele a agrio y a cebollas, más que locura es amor, en el
caso de que el amor en ese grado no sea locura. "Confundir con una tropa
de valientes caballeros una partida de ovejas que marchan por un camino, entre
nubes de polvo, no es sino creer más en lo le se piensa que en lo que se ve;
pero este género de locura ha sido propio Santos. La fe no es otra cosa sino
creer en lo imposible, en lo improbable, en lo que no es, pero debería ser de
esa manera. De donde se llega a la conclusión de que se es loco por el hecho de
creer en lo que se piensa más, que en lo que se ve, a condición de que lo
pensado sea tenido como locura por los necios. Es locura creer que pueda
revivirse la caballería andante en una época en que esta ya se halla muerta,
pero no es ninguna locura querer revivir el cristianismo cuando ya es imposible
hacerlo. Don Quijote es loco por aquello, y es santo San Francisco por esto.
Los ejemplos podrían multiplicarse, pero estos bastan. Ellos nos muestran, lo
mismo que la historia del ingenioso hidalgo de la Mancha, que la locura no
depende tanto de una torcida manera de razonar como del objeto de
razonamiento...
Si
trasladamos al escudero Sancho Panza los mismos razonamientos que hemos
aplicado a la personalidad de su amo, encontramos comprobada la misma cosa.
Sancho era cuerdo, práctico y realista, o por tal se le tiene y lo tienen,
aunque él mismo diga en alguna parte que no sabe a ciencia cierta si él es tan
loco como su amo cuando le sigue por los caminos de la Mancha, padeciendo
hambres y manteos, para conseguir
una ínsula o condado que le había ofrecido el más loco de los amos.
Ciertamente, él, en los sucesos cotidianos, no sabe mirar las cosas como
deberían ser, sino tales como son. Los gigantes de Montiel, para él, no son sino
molinos de viento; los ejércitos de Pentapolín el del Arremangado Brazo, no son
sino carneros en una nube de polvo, y la princesa Dulcinea del Toboso no es
sino una labradora que aventaba trigo, con mucha fuerza, en una perdida aldea
de la Mancha. Pero trasladado su espíritu del presente, donde se mueve con
tanta lucidez, al porvenir y al mundo de los posibles, que es el futuro, Sancho
es todavía más loco que el caballero. Sancho no sabe distinguir entre lo
posible y lo quimérico, lo
realizable y lo imposible. A Sancho no le engañan sus ojos cuando mira con ellos,
como palpando, las realidades presentes e inmediatas, y así no incurriría en la
quijotesca locura de ver gigantes donde sólo hay aspas de molino, y espíritus
endemoniados donde no hay sino gañanes
que le mantean en la venta. Y, sin
embargo, ese mismo hombre, cargado de buen sentido, de entendimiento corto y
lúcido como la visión de sus ojos mortales, se pierde en la locura cuando se
remonta sobre el tiempo y encara el porvenir. No puede distinguir, entonces,
que es verdadera locura, y de las grandes, creer que ha de ser conde o
gobernador por lo menos, siendo un rufián
sin letras que acompaña a un loco. Ni considera locura creer, como creyó, que
no por el hecho de confundir y trastocar todas las realidades presentes, Don
Quijote dejada de ser algún día coronado emperador del universo, o cuando menos
papa...
En este
plano, que es el verdadero del hombre, Don Quijote y Sancho son como todo el
mundo, es decir, semicuerdos y semilocos... Son distintos los dos porque son
individualidades perfectas, cada una en sí misma, y por lo mismo semejantes.
Cuanto más una personalidad es ella misma, más se distingue de las otras, pero
más se asemeja al hombre. Don Quijote y Sancho son tan distintos uno de otro y,
sin embargo, tan semejantes por la razón profunda de que son hombres y no meros
caracteres o personajes literarios.
Eduardo Caballero
Calderón. Ciudad viva.
Bogotá, abril de 2005,
Número 4.
Segunda parte
8. Marca en la casilla correspondiente,
si el enunciado se refiere a un hecho o a una opinión.
Enunciado
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Hecho
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Opinión
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a. Don
Quijote y Sancho son semicuerdos y semilocos.
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b. Don
Quijote era el Caballero y Sancho, el escudero.
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c. Don
Quijote y Sancho no se contraponen sino que conviven.
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d.
Independientemente de su locura por la justicia caballeresca, el hidalgo
manchego tenía el juicio sano.
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e. A Don
Quijote todos lo tenían por loco.
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f. Don
Quijote toma una manada de ovejas que marchan por un camino, por un tropa de
valientes caballeros.
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g. Quien
es melancólico descubre por un conducto cerrado a los temperamentos jocundos la verdad íntima.
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Acerca del
vocabulario
9. Relaciona las dos columnas.
Escribe en el paréntesis la letra que
corresponde.
Columna 1
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Columna 2
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a. Iluso
|
( ) Pegado a las cosas terrenales.
|
b.
Humorismo
|
( ) Dividido completamente.
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c.
Práctico
|
( ) Cordura, sensatez.
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d.
Parcelado
|
( ) Soñador que percibe cosas
imaginarias e imposibles.
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e Lucidez
|
( ) Visión del hombre a través de
un modelo mejor
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10. Marca la relación de ideas que se expresa en cada frase.
Frase
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Oposición
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Causa
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Adición
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Además,
era melancólico y quien es de esta manera descubre por un conducto cerrado o
los temperamentos jocundos la verdad íntima de lo naturaleza.
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Don
Quijote y Sancho no son hombres que se contraponen, sino que conviven, porque
un hombre es un universo en sí mismo.
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La
deformación que de allí resulta provoca, por lo monstruosa, una sonrisa; pero
el humor es condición de hombres cuerdos.
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Miraba o
los hombres y a las cosas deformados. no como son en realidad, sino como
deberían ser según su naturaleza.
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Son
distintos los dos porque son individualidades perfectas, cada una en sí misma
y por lo mismo semejantes.
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Valoración crítica
11. ¿Cuál es el propósito del autor del
texto de esta crítica literaria?
12. De acuerdo con lo planteado en el
texto. ¿cómo se explica el éxito de Don Quijote y Sancho?
13. ¿Qué opinas de la frase: "La
locura no es sino una condición propia de los hombres”?
Selección múltiple.
14. El propósito principal del autor es:
- Analizar la complejidad psicológica del
Don Quijote y Sancho.
- Enumerar las cualidades de Don Quijote y
Sancho.
- Contar de qué se trata El Quijote.
- Decir por qué el libro de Cervantes es
bueno.
18. ¿Qué nos dice el autor acerca de Don
Quijote y de Sancho?
- Los dos personajes son antagonistas.
- Los dos personajes son protagonistas.
- Los dos personajes son modelos de hombres.
- Los dos personajes son caracteres literarios.
19. En el texto se resalta:
- El humorismo de Don Quijote.
- La locura de Sancho.
- La cordura de Don Quijote.
- La naturaleza humana de Don Quijote y
Sancho.
20. El autor de este texto, para dar validez a su
opinión se apoya en:
- Otras obras parecidas al Quijote.
- Algunas obras con personajes parecidos a
Don Quijote y Sancho.
- Ejemplos de locura y cordura de ambos
personajes.
- Análisis de ternas y subtemas de El Quijote.
21. Terminemos ilustrando con una lámina esta
excelente obra literaria. La máxima obra de la literatura universal.
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